martes, julio 03, 2007

VIVIR Y AMAR SIN REPRESIÓN



Documento para el 28 junio – DÍA DEL ORGULLO LÉSBICO – GAY – TRAVESTI - BISEXUAL



El 28 de Junio de 1969 un grupo de lesbianas, gays, travestis y transexuales resistieron durante tres días una razzia policial en el bar “Stonewall”, en Nueva York (Estados Unidos). Desde entonces, ese día se instaló como oportunidad de resistencia y lucha contra el orden heteronormativo, celebrando y recordándolo como el día del “Orgullo lésbico, gay, travesti, transexual, bisexual” en el mundo.

¿Por qué orgullo? Porque es la respuesta a la vergüenza por no ser heterosexual. Este régimen de afectos y placeres señala que la única opción posible es que un hombre ame y desee a una mujer o viceversa. Como dice una feminista lesbiana, Adrienne Rich: “No existe opción ni preferencias reales donde una forma de sexualidad es definida y sostenida como obligatoria”, de esta manera la heterosexualidad no es una conducta sexual más, es una institución política porque impone compulsiva y silenciosamente, formas de pensar, sentir y actuar. Además, promueve el sentimiento de vergüenza para quienes no nos adecuamos al deseo “normativo”.

La vergüenza es una emoción dolorosa para quien la vive, porque responde a una sensación de no poder alcanzar cierto estado ideal, a percibirse carente de algún tipo establecido de “normalidad”. Humillar a alguien es exponerlo a la vergüenza, afirmando que esa persona no está en igualdad con otros/as en cuanto a dignidad humana.

La heteronormatividad es una política opresiva que se presenta como “natural”, universal y normal. Este sistema sexual binario impone la heterosexualidad como régimen obligatorio. Ser varón, mujer, heterosexual, homosexual, es parte de una construcción histórica y política. La "normalidad" que imponen el discurso científico y religioso se basa en la exclusión de quienes vivimos de manera diferente nuestros cuerpos, placeres y afectos, clasificando nuestra conducta como “enferma”, “anormal”, “perversa”, “asquerosa”, “delictiva”.

El 28 de junio es una fecha que nos invita a reflexionar acerca de cómo hemos vivido nuestras vidas, nuestros cuerpos, nuestros deseos y nuestros afectos. Lesbianas, gays, travestis, bisexuales, estamos sometidas a una violencia sistemática, ya sea por la persecución o por el silenciamiento de nuestras existencias. Por eso es un día de lucha y celebración, de fiesta y resistencia, de placer y denuncia.

Hoy, entendemos que el escenario en el cual se desarrollan nuestras vidas, está marcado por la pobreza, la violencia del Estado, el avance de los fundamentalismos religiosos y de derecha, la precarización de la existencia y del trabajo, por políticas neoliberales que intentan ocultar una creciente inflación, la conversión en mercancía de las identidades con la promoción de un mercado “rosa” inaccesible para muchos y, especialmente, para muchas, la desaparición de muchas mujeres por las redes de prostitución, la rearticulación de la xenofobia y el racismo, la desaparición de Julio López y Sergio Ávalos, el fusilamiento de Carlos Fuentealba, entre otras cuestiones. En este contexto, nuestra lucha es parte de la lucha contra el autoritarismo y el fascismo, poniendo como ejes centrales nuestros cuerpos, deseos y placeres.

A la hipocresía de una sociedad formada por los valores cristianos y occidentales, se le suma la lógica del consumo que todo lo vuelve mercancía. La libertad de consumo, que no es tal debido a las condiciones de pobreza en las que vivimos, no es libertad de elección. Lejos estamos de haber conquistado la ciudadanía sexual y la autonomía corporal. El discurso neoliberal, con su tolerancia cínica, nos mete en el armario más fuerte que nunca.

El silenciamiento de las lesbianas, el hostigamiento a los gays, la criminalización y agresiones a travestis, no son más que las expresiones de la violencia de este régimen de sexualidad opresivo. Nuestra ciudadanía está “suspendida”, con una larga lista de derechos a los cuales no podemos acceder. Como travestis nos matan, no nos alquilan las viviendas por el sólo hecho de ser travesti, sufrimos acoso policial, somos obligadas a la prostitución por la expulsión sistemática de todas las instituciones del Estado y por la moral dominante; a las lesbianas nos silencian, nos expropian la palabra, sufrimos violencia sexual por ser mujeres, se crean estereotipos sobre nosotras que alimentan las fantasías sexuales masculinas; a los gays nos insultan, nos violan por ser afeminados y no responder al patrón de varón dominante, somos objeto de burla constante, nos asaltan y roban aprovechándose del silencio del que somos víctima. Para todas y todos, nuestras relaciones amorosas no son formas legítimas de unión frente a las instituciones.

Lesbianas, gays, travestis, bisexuales, ponemos la cara y el cuerpo, hoy, en este día del orgullo, porque queremos y exigimos: vivir y amar sin represión.

fugitivas del desierto – lesbianas feministas

Neuquén, junio del 2007.-