martes, julio 22, 2008

Una marimacha en Uruguay


Aye, una de nosotras, tortas fugitivas, participó -en junio pasado- del Foro "Por los caminos del empoderamiento de las mujeres", organizado por REPEM y realizado en Montevideo (Uruguay). Le tocó hacerlo en la mesa sobre "Identidades Políticas: Placer y Deseos". Esta es parte del texto que leyó.

Fugitiva La marimach@

Como parte de fugitivas, la reflexión, lectura y discusión de textos de escritoras lesbianas y queer y el mismo activismo del día a día, primero me permitió revisar mi historia personal, y reconciliarme con aspectos de mí que fueron sancionados a través de la vergüenza, por ejemplo mi elección de la vestimenta (el uso de boina, la ropa suelta, etc.); cuestionar mis lazos socio-afectivos (como “la familia” y “los amores”); revalorizar saberes –tecnologías- de los que me apropié clandestinamente (por ejemplo el uso de la máquina de afeitar como productora de mayor pilosidad).

Siempre tuve la idea –primero difusa- de que el cuerpo era una construcción y el avanzar en este camino de tensionar la teoría con la calle como lesbiana feminista visible las 24 hs, me ha permitido encarar la “construcción” de una identidad “marimacha” -palabra que primero me llegó como insulto pero que, sin embargo, me permitió tempranamente moverme, experimentar, en un espacio entre los géneros-, con la que encarar los placeres y deseos a mi modo, diseñados por mí, elegidos por mí.

Como activista lesbiana feminista aprendí a reconocer –y a construir- la identidad como una ficción política: llamarnos lesbianas, ser lesbianas en todo momento es una ficción necesaria para la acción política de denunciar –con arte, teoría e hiperrepresentación- el carácter construido de ciertas normas que la sociedad capitalista, heteropatriarcal y racialmente estructurada, presenta como naturales. Así participar de fugitivas es lo que me permitió recuperar aquella “marimacha” adolescente silenciada, asexuada, avergonzada, ocultada para resignificarla y empoderarla.

En este sentido, me parece de suma importancia para el activismo y la posibilidad de potenciar la proliferación de deseos y placeres, recuperar y profundizar la dimensión micropolítica de la construcción de los cuerpos, ese nivel de cada tentativa de resistencia o de sumisión al control. Contemplar esos mínimos desvíos en los códigos normativos que los cuerpos disidentes experimentan/mos al desorganizar los modos autorizados y convencionales de vivir las corporalidades, y por ende la subjetividad, ejerce un descentramiento de la macropolítica, la cual sólo se concentra en la relación con el Estado.

Mi “marimacha” no se depila no como un acto de naturalidad sino de completa decisión política, tengo la palabra misma tatuada en mi vientre (marca permanente de lo transitorio), utilizo calzoncillos a la vista, cadenas como accesorios (contra la bijouterie “femenina”), no uso corpiño o sostén, me visto con pantalones anchos, parodio la “caballerosidad” y la “masculinidad”, entre otras decisiones. Cada uno de estos gestos son actos de resistencia o pretenden intervenir críticamente los códigos de feminización de los cuerpos, y conllevan formas sociales de sanción y exclusión por no responder al modelo estándar de “mujer femenina”.

Socavar las rígidas identidades binarias del género, actuando “marimacha”, desnaturaliza y desestabiliza sus representaciones de normalidad y naturalidad, permitiéndome un flujo entre un sinnúmero de posibilidades corporales.

Asimismo, esta “performance” permite a otras personas preguntarse sobre sí mismas, interpela subjetividades, abre posibilidades corporales diversas así como modos de sensualidad y sexualidad fluidos, porque –como decíamos- el cuerpo es un campo de acción política, sino basta con recordar las acciones feministas, la teoría y demandas trans e intersex, las corporalidades disidentes de travestis, trans, intersex, lesbianas marimachas y maricas femm.

Nosotras, lesbianas históricamente invisibilizadas nos vimos compelidas a recoger esas demandas y volver a desandar nuestras propias concepciones de cuerpo y las ficciones de naturaleza que nos enseñan desde apenas nacidxs.

Bien lo dice Beatriz Preciado: “El ansiado cuerpo normal es el efecto de un violento dispositivo de representación, control y producción cultural” (2007); así, eligiendo conscientemente el campo de acción de las micropolíticas del cuerpo es que apostamos a re-apropiárnoslo a nuestra manera insumisa.

Ayelén Brunet

3 comentarios:

gabrielaa. dijo...

bien x Ayelén!

abrazos

foritas dijo...

aye compañerita tiernita hermosa ajjajajajjaja no me odies!!! ayelen compa querida, te extraño mucho!!, todavía no leí nada tuyo en la lista de educadorxs que por respeto a lxs profes no opino aún , en verdad por cagona jajajaj, vengo a encontrar en la página de las choras del puerto de chile un link a fugitivas lesbianas, serán las fugitivas del desierto??? me dije... y siiiiiiiii

bue compañeras van saludos desde asunción, aye te mando besos compa, ojalá andes bien, y vale buenísima la iniciativa de la lista ando en aggiornamiento... nosotras modestamente hicimos un conversatorio de "educación no sexista" con una dominicana que se llama Magaly Pineda (Ayelén la conoce estuvo en Uy)y el tema de la educación me anda presionando no puedo escapar!!!!
me enteré que este año el encuentro de mujeres de argentina es en sus pagos, ¿es cierto eso?, cuidado chicas las católicas densean en esos encuentros segun me contaron ajajja

bue ya nos veremos
van cariños
natu

marga dijo...

muy bueno, coincido plenamente

salu2!