martes, agosto 28, 2007

la chica trueno




apenas
inhaló el aire urbano, un estupor de
mundo crudo se inyectó
salvaje


nacer un día de tormenta
almacena los temblores

sus genitales hablaron la ley, el sexo
se escribió entre humedades y sangre

un flash de luz en el cielo plomizo, señaló
sus ojos abiertos de animal, azuzando
luciérnagas de hielo en la noche

su primer sonido fue el trueno,
abrió la boca y adivinó
el escenario de futuras guerras

las menudencias fueron bocado
sabroso en su dieta de murmullos,
la expectación, el método
de sobrevivencia

estaba dicho, se le imputó
estremecer lo humano
Valeria Flores

martes, agosto 14, 2007

A quien corresponda


"Cuando el hacha entró en el bosque,

los árboles dijeron:

el mango es uno de los nuestros"

(pegatina de coche, citada por Alice Walker

en "En posesión del secreto de la alegría")

Arte, política , feminismo(s) (Parte II)


¿se “lee” como mujer o como feminista? ¿qué operaciones se despliegan en una lectura feminista de una producción artística? ¿cómo contribuyen las críticas culturales atravesadas por perspectivas feministas al campo artístico? ¿cuántas obras de arte que hablan de “lo humano” tienen subtextos misóginos o heteronormativos? ¿se puede seguir pensando el arte sin sexo, sin género, sin clase, sin etnia? ¿si el género como tecnología normativa de producción de cuerpos condicionan nuestras formas de mirar, percibir y pensar, por qué seguir negando que condiciona nuestros imaginarios? ¿a quién conviene un arte “femenino”, cuando éste es una construcción patriarcal de lo que debe ser una mujer?


Con estos interrogantes continuamos tratando de problematizar y, a la vez, articular las prácticas artísticas, las prácticas políticas y los feminismos, que habíamos iniciado en la boletina anterior.

A nivel local, las propuestas discursivas y prácticas artísticas en torno a las políticas feministas o queer -que en otras geografías han problematizado el carácter natural del género y de las identidades sexuales como monolíticas y estables-, son casi inexistentes. En principio, por el escaso desarrollo en la academia y a nivel social de los estudios y activismo feministas. Por otro lado, las prácticas artísticas no han sido permeadas ni atravesadas por estos desarrollos teóricos y políticos.

El conjunto de luchas feministas que, en diferentes períodos históricos, se han plasmado en reivindicaciones que conciernen a derechos políticos y civiles, cristalizan, a fines de la década del ’70 del siglo pasado, en demandas de justicia social para las mujeres. Éstas, por primera vez, empiezan a plasmarse en el arte, emergiendo un conjunto de obras que conformarán el denominado “arte feminista”. Un conjunto de obras en las que el cuerpo sexuado, entendido por las artistas como un artefacto cultural cargado de sentidos sociales, está muy presente. De forma creciente y hasta la actualidad, el arte feminista se va a centrar en el cuerpo como metáfora de la agenda político-social pendiente.

Sobre la superficie del cuerpo se recrea una política disciplinaria de actos deseables e indeseables, de identidades esperadas y excluidas; identidades que se configuran en el propio proceso de sus actos pero cuya legalidad instaura una coherencia anterior a dichos actos. Los contornos mismos de “el cuerpo” se establecen a través de marcas que intentan establecer códigos específicos de coherencia cultural. Todos los discursos que marcan los límites del cuerpo, sirven también para instaurar y naturalizar algunos tabúes respecto de los límites, las posturas y los modos de intercambio apropiados que definen lo que constituye los cuerpos.

Las obras que forman parte del “arte feminista” –visuales y escriturales- develarán que el sexo, el género, la sexualidad o la “raza” no son productos naturales, sino construcciones sociales que sustentan –y se nutren- de las ideologías sexuales y raciales hegemónicas. Las artistas que se sienten interpeladas por las luchas feministas denunciarán a través de sus obras las relaciones asimétricas entre los sexos y destacarán que la feminidad y la masculinidad son artefactos culturales que deben analizarse puesto que transmiten estereotipos de sexo, género, sexualidad y raza. Dichos estereotipos contribuyen a perpetuar la opresión de las mujeres y de otros sujetos minorizados por su sexo, raza o práctica sexual.

De este modo, se ponen en tela de juicio los códigos hegemónicos socio-sexuales y los de la institución del Arte, colocándose en primer plano la problemática de la representación. Esto significa interrogarse sobre quién representa a quién, desde qué punto de vista y cómo lo hace, sin perder los diferentes sistemas de representación que siguen produciendo modelos normativos de sexo, género, sexualidad y raza, que contribuyen a la desigualdad.

Como discurso y como práctica, el arte está influido por un determinado contexto socio-económico; la economía en el capitalismo actual incide en la obra artística, desde su producción hasta su consumo. Por eso, la reflexión sobre el fenómeno artístico no puede dejar de lado su vinculación a las políticas del sistema social en el que ha sido engendrado. Para que la práctica del arte no tenga una posición servil respecto a las políticas dominantes es necesario no sólo reaprender políticamente la historia de las vanguardias estéticas, sino también comprender su relación con los movimientos antisistémicos y con las prácticas críticas de radicalización democrática.

Al adoptar el concepto de política de identidad con una concepción del sujeto como posicionalidad, podemos pensar un sujeto no esencializado, que surge de una experiencia histórica, y también retener la posibilidad política de tomar el género como un punto de partida importante. Así, podemos decir que el género no es natural, biológico, universal, ahistórico ni esencial, y, al mismo tiempo, insistir en que el género es significativo porque se toma como una posición desde la que se actúa políticamente.

De este modo, el arte bien puede ser un laboratorio donde alterar la relación tradicional entre estética y política, de articulaciones entre políticas de la forma y de estéticas de pasiones colectivas, cruzando la teatralización del espacio político (políticas performativas) y la experimentación en el dominio de la subjetividad.

Experiencias

Los talleres Drag King
En estos talleres Drag King, se trata de explorar desde la práctica colectiva (feminista, post-feminista y queer) la construcción performativa de la masculinidad, sus beneficios sociales y corporales y sus posibilidades para la acción política. Las participantes aprenden a practicar la performance de la masculinidad y experimentan el acceso diferencial al espacio público y a la palabra. Los objetivos de esta práctica performativa son: poner de manifiesto el carácter construido de la masculinidad, generar una forma de acción y de visibilidad política de las mujeres que difiere de la del esencialismo feminista y que permite la re-citación subversiva de ciertos códigos culturales de la masculinidad. De este modo, se trata de potenciar el júbilo político y sexual para las mujeres, las lesbianas, las transgéneros y transexuales, para intervenir colectivamente en las tecnologías performativas de los códigos culturales del género en la memoria y en la acción corporal.

Grupos artístico-políticos de acción directa
Un ejemplo de intervención artística-política lo encontramos en el eslogan del grupo feminista de acción directa estadounidense, Guerrila Girls, que dice: “5 % de artistas mujeres, 85 % de desnudos femeninos en los muesos de arte moderno”. En América Latina, también encontramos a las Mujeres Creando (Bolivia) y las Mujeres Públicas (Bs As), que desarrollan su activismo en la intersección de lo político y lo artístico.

Corpolíticas en las Américas: Formaciones de Raza, Clase y Género
6º Encuentro del Instituto Hemisférico en Buenos Aires
Este Encuentro se centró en el cuerpo intervenido por fuerzas sociales, las políticas del cuerpo, los cuerpos políticos y la relación entre ellos. El interés estuvo en las formaciones de raza, clase, sexualidad, etnia y género articuladas a través de las políticas del cuerpo en distintas épocas, geografías e imaginarios en las Américas. El cuerpo es un sitio de negociación, disciplina y medio de expresión y significado. Hubo cuatro temas generales que fueron el punto de partida para una gran variedad de performances, instalaciones, exposiciones, mesas redondas, talleres, conferencias y grupos de trabajo: 1) Corpografías: el cuerpo y la construcción de lugares/espacios (¿cómo se han usado las políticas del cuerpo en la producción de cuerpos políticos?), 2) Corpodinamias: cuerpos y movimiento(s) (la atención al cuerpo performático, ¿cómo nos ayuda a comprender los movimientos políticos, la escenificación del poder, las políticas del cuerpo de la migración?), 3) Corpusterrorificus: cuerpos y terror (¿cómo podemos entender la producción del terror y las formas en que éste produce cuerpos aterradores/aterrados, temerosos/intrépidos?), y 4) Corpoéticas: poética y política (¿cuál es la relación entre la performance estética y la ética; qué prácticas, teorías o modelos nos permiten explorar la política y la poética del cuerpo?). Participaron artistas, performeros/as, académicas/os y activistas.

martes, agosto 07, 2007

arte, política, feminismos -primera parte-


“En la cultura neoliberal, el arte debe rearticular políticamente y estéticamente la mirada para que la relación con las imágenes del pasado sea intensiva y problematizadora a la vez, descifradora y enjuiciadora, ya que las imágenes deben ser no sólo “vistas” sino “examinadas” por la conciencia crítica” (Nelly Richard, crítica cultural)


“Las imágenes deben ser una invitación a prestar atención, a reflexionar, a aprender, a examinar las racionalizaciones que del sufrimiento nos ofrecen los poderes establecidos” (Susan Sontag, escritora)

"El cuerpo es el locus de la resonancia intersubjetiva"


¿Qué significa inscribir las prácticas artísticas en perspectivas feministas? ¿quedará “manchada” la obra con cierto posicionamiento político? ¿pero acaso la obra es neutra, pura? ¿cómo se vinculan las prácticas artísticas con el activismo político? ¿sigue siendo arte o ya es política? ¿pueden escindirse el campo político del campo artístico? ¿son campos autónomos? ¿cuáles son las operaciones del poder que los constituyen de esa manera? ¿por qué las mujeres artistas se encargan de despegarse del feminismo? ¿por qué las feministas no reconocen el activismo artístico como una forma de la política? ¿existe un arte feminista? ¿consiste en escribir “de” o “sobre” mujeres”? ¿consiste en “reflejar” la realidad? ¿cómo se cortocircuitan las políticas de representación hegemónicas? ¿qué relaciones establecen el campo artístico con la imaginación política? ¿el arte es parte de la tecnología del género constituyéndolo en un discurso que constriñe las formas de imaginar los cuerpos y comportamientos? ¿qué economías libidinales se promueven en el campo de la creación?
Estas preguntas y muchas más, articulan una serie de reflexiones que venimos llevando adelante como grupo de activismo artístico-político, que intenta una fusión de prácticas artísticas y políticas desde perspectivas feministas y queer. Nuestra ciudad no dispone de espacios de discusión en los que puedan ponerse en tensión estos interrogantes, más bien lo hacemos en relación con otras artistas y activistas de diversas ciudades del país, pero fundamentalmente a través de experiencias disponibles en Internet, especialmente de España.En formatos escriturales, visuales y corporales, el arte y las formas de hacer política desde los feminismos tiene una fuerte tradición aunque un desarrollo teórico marginal, en especial en nuestro país.
Desde la poesía a la perfomance, desde instalaciones al teatro, desde la pintura a la narrativa, desde la escultura al video, desde el grabado a la música, las mujeres hemos ocupado el espacio del arte de manera significativa. Sin embargo, no siempre desde una perspectiva que problematice y cuestione el canon establecido para cada disciplina artística, el sujeto “ideal” sobre el que se establece, que suele ser varón, occidental heterosexual, burgués, blanco, adulto.
El género es el campo en el cual o por medio del cual se articula el poder. Por consiguiente, las diferencias de género, femenino o masculino, estructuran la percepción y la organización concreta y simbólica de toda la vida social, y marcan los valores humanos. En tanto que estas diferencias establecen distribuciones de poder, repartos que suponen control diferencial de acceso a recursos materiales y simbólicos, el género está implicado en la concepción y en la construcción del poder.
Tres retóricas de la diferencia (género, sexo y raza) emergieron de los discursos de la modernidad, dando lugar a prácticas críticas de análisis y resistencia política y estética. Los lenguajes feministas y queer, así como poscoloniales, promovieron la elaboración de teorías de la disidencia en relación con el fenómeno artístico, cuestionando y denunciando los códigos dominantes y excluyentes en el campo del Arte.


Experiencias

La repolitización del espacio sexual en las prácticas artísticas contemporáneas

En este seminario-taller realizado en España se abordaron cuestiones referentes a la teoría, la práctica artística y el activismo feminista. Tuvo como eje teórico principal los feminismos y su sujeto político, las mujeres. En el Estado español, se han venido desarrollando una serie de propuestas discursivas y prácticas artísticas en torno a las políticas queer, surgidas en Estados Unidos a finales de los ochenta, que han problematizado el carácter natural del género y de las identidades sexuales como monolíticas y estables. En este espacio se pretende partir de los propios discursos que desde el espacio del arte se están generando en la intersección entre el feminismo crítico y las políticas queer.

lunes, agosto 06, 2007

Para la gente lesbofóbica que lo mira por tv

En vista de algunos comentarios dejados en este blog -y en otros- de gente que rezuma odio disfrazado de dogmatismo religioso, esta es nuestra contestación -y de paso, un regalo para la otra buena gente, de cabeza y corazón abierto-: un poema de Emily Dickinson. ¿Pólvora en chimangos? ¿Nosotras? Come on¡. Saludos.



Mucha Locura es la más divina Sensatez-
para un Ojo que discierne-
Mucha Sensatez -desoladora Locura-
Es la Mayoría
En esto, como en Todo, prevaleciente-
Asiente -y eres cuerdo-
Disiente -y eres de inmediato peligroso-
Y quedas atado con una Cadena

Emily Dickinson

La esclavitud de las mujeres elevada a acto heroico


Carta de lectores, enviada a diario Rio Negro, el pasado 27 de julio



Por la presente queremos expresar nuestro repudio a los dos proyectos de ley impulsados por el interbloque de derecha, integrado por PRO- MPN-Fuerza Republicana, que buscan 1) limitar drásticamente los fundamentos para el aborto legal, dejando sólo el riesgo a la vida de la mujer; 2) que el Estado otorgue un subsidio de por vida a las mujeres violadas que acepten seguir con el embarazo.

Acerca de éste último, dicen sus autores/as, que es un "resarcimiento al sacrificio" de la madre, debiendo ésta “ser elevada a la categoría de heroína", por tomar "semejante actitud titánica".

Estos proyectos no hacen más que expresar el fundamentalismo religioso que los anima, llegando a desconocer la legislación vigente en materia de derechos humanos y de las mujeres, y siguen obstaculizando la efectivización de las garantías necesarias que permitan ejercer a las mujeres el derecho a decidir sobre sus cuerpos. Por otro lado, los proyectos se sostienen sobre la pretensión de mantener la heterosexualidad como “naturaleza”, en la que las mujeres cumplen un compulsivo rol reproductivo a cualquier costo –incluso la tortura como puede ser la violación-, lo cual se deja entrever en los dichos del diputado Acuña cuando declara: “aspiramos a que seamos un Greenpeace defendiendo a los cachorros del hombre”. Todo sacrificio es esclavitud, por lo que como ciudadanas y activistas lesbianas feministas no podemos dejar de participar de este debate, que pretende imponer un Estado regulado por convicciones religiosas, subsidiando la continuidad de un embarazo forzado, convirtiendo a las mujeres en esclavas de sus úteros y legitimando la violencia de género. Porque se descuenta, además, que nunca accederán a la anticoncepción de emergencia –a la cual también se oponen- en el centro de salud en el que será atendida.

Pensado para las mujeres más pobres, las volvería cautivas de la maquinaria de subsistencia desplegada por políticas clientelares, que el MPN tiene sobrada experiencia en ejecutar. Subsidios ya no a cambio de un voto, sino de embarazos por la fuerza.

No dejamos de consternarnos y lamentarnos ante la aspiración de Acuña, dado que un diputado, como representante político, debería preocuparse por construir una sociedad democrática sostenida por el estado de derecho y no bajo mandatos divinos.