jueves, marzo 22, 2007

Tortillaje guerrero


“Por aquellas que están cerca y por las que ya no están/ por las camaradas caídas/ por las vencidas/ lamentación/ tributo/ evocación de deseo ardiente” Monique Wittig -Sande Zeig, “Borrador para un diccionario de las amantes”


El tortillaje guerrero es nuestra inscripción poética y política en los espacios de existencia por los que transitamos. Construimos como lesbianas una narración autobiográfica colectiva como forma de oposición a la naturalización de la heterosexualidad. Así, nos reapropiamos de la nominación abyecta de la sexualidad femenina, para hacer de ella el lugar de una reivindicación política y estética. Como estrategia de contra-poder, invertimos la injuria para descargarla de su energía brutal. El activismo es un campo de experimentación, un lugar de producción de nuevas subjetividades. Dibujamos con nuestra arquitectura corporal, las coordenadas de la condensación política de una experiencia vital, de la reivindicación de la sexualidad como espacio de politización. Las líneas de batalla que trazamos desde el impulso epistémico tortilla, incitan a la posibilidad de ser sujetas de enunciación del conocimiento y a la transformación del espacio público.

En una fecha como el 28J es prioritario hacer que la normalidad se dé cuenta de que ella misma es también una identidad, sólo que es la identidad dominante y la más opaca. La norma heterosexual no se revela de manera explícita, su fuerza reguladora radica en la afirmación e imposición tácita del deseo legítimo. Frente a los procesos de normalización, mercantilización y despolitización como métodos del Estado, el mercado y el capital para volvernos dóciles, nos situarnos como disidentes sexuales que renegamos del discurso de la asimilación e integración.

Nuestras prácticas son ensayos que parten de las experiencias personales y políticas, narradas y convertidas en contestación política. Somos lesbianas que nos resistimos a ser contadas por otros/as, con una praxis de deambular por las fronteras, siempre difusas y móviles, entre: lo artístico y lo político, el género y lo transgénero, el ser mujer y el ser lesbiana.

Frente a una historia de silencios y borramientos, nuestra tarea es la invención. El tortillaje guerrero es una ficción productora de realidad acerca de una posición política. Es una cartografía de las estrategias de resistencia a la heterosexualización del género y del cuerpo y un mapa de plataformas futuras de acción. Practicando una escritura desafiante, incisiva, contra el lenguaje del amo que domestica las palabras, construimos desde una sensibilidad guerrera este artificio teórico desde el que nos imaginamos y pensamos.

Para nosotras, el 28J no es un pedido de legalización ni de privilegios ni corrección política. Es un día de furia, de gestos de desacato que muestren la ideología conservadora y heterocentrada del discurso social así como la homo/lesbofobia en la subjetividad colectiva. Es un día de rabia, para mostrar el régimen excluyente de afectos y placeres producido por la unidad de la patria, la moral cristiana y el modelo de familia tradicional. Es otra forma de imaginar el mundo desde todos los lugares agredidos y criminalizados por esta maquinaria neoliberal y globalizante. Es un día confrontación desde el dolor y la bronca del silenciamiento, la vergüenza, la ignorancia, la degradación, la impugnación. Pero, sobre todo, es un día de celebración, de embriaguez por el goce y la creatividad; es un día para imaginar y hacer otro mundo.