
¿Qué celebramos en esta marcha?
¿El consumo rosa, un estrenado hotel con habitaciones en dólares, una novedosa marca de ropa, otro bar gay-friendly? ¿Una nueva fiesta para pocxs? ¿Dónde están el disturbio sexo-político, el piquete de cuerpos reclamando y reivindicando los placeres prohibidos, psiquiatrizados, medicalizados?
Nuevas regulaciones sobre nuestros cuerpos, nuevas formas de sujeción.
La obediente docilidad mercantil asimila dignidad y capacidad de gasto.
Aceptar la asimilación con un silencio subvencionado -en aras de los dioses de la integración, del reconocimiento y de que nos saluden las vecinas por la calle- es perder el caudal de subversión de un movimiento que nació de la protesta y que debe seguir cuestionando un modelo social injusto y mortífero.
¿En qué prácticas late la disidencia a la norma heteropatriarcal?
La h-onda lesbiana es:
rabia acumulada por tanto derecho conculcado,
la denuncia de tantas agresiones y tanto silencio,
romper con el modelo uniformador del gay blanco clase media aceptado por su capacidad adquisitiva, que adquiere credencial de ciudadanía a través del consumo,
es júbilo, popular o no,
es el disturbio somático en las calles,
es plumas, lentejuelas, locas, machonas, femmes, drags, marimachas, lesbianas, chongos, trans, travestis, intersex, s/m, leathers, anarkxs, góticxs, punks, camioneras, discapacitadas, convivientes con vih, osos, migrantes, trabajadorxs precarizadas, maricas (y siguen las firmas), es ardiente persistencia del sentido crítico que continúa problematizando/incomodando las relaciones, los cuerpos, los sexos, géneros y sexualidades,
es expresión de nuestro poder subversivo y de rebeldía como disidentes sexuales que no perseguimos una política asimilacionista en un sistema hetero-capitalista, racista y xenofóbico,
es pulsión de feminismos disidentes y queer,
es invitación a imaginar otros modos de intervención política, otras vidas,
es evocación/denuncia de las múltiples desigualdades que atraviesan nuestros cuerpos,
es secuela de piquetes, de hambre, de pobreza, de pañuelos cubriendo la cara, ojos irritados de gas, de cantonera y nylon negro, de polvo y caries, de polenta y ratas,
es inservidumbre a la corporalidad hegemónica.
No renegamos de la conquista de derechos pero éstos no pueden convertirse en el horizonte único y excluyente del activismo socio-sexo-genérico que busca una política sexual radical.
Entonces, no esquivemos la pregunta: ¿Cuánto cue$ta la normalización?
Texto e imagen del volante repartido durante la última Marcha del Orgullo, en Bs As (1º de noviembre 2008).
3 comentarios:
je, yo lo posteé scanneado
:)
abrazotes
Queridas bollos:
No tengo tiempo para psaar por este blog todo lo que me gustaría... pero cada vez que entro me da un txute de energía, de rebelión, transgresión y de rabia que me hace seguir luchando contra el sistema heteropatriarcal, peleando por un cambio radikal del sistema!!!!
En cuanto a la "normalización" de la "comunidad" "LGBT" estoy hasta el coñooooooooooooo!!!!!!!!!!!
Besos guerrilleros!!!!!!!!!!!!
Txurrus
NO PUEDO CREER QUE EXISTAN, FEMINAS CON VAGINA, HAY QUE TENER OVARIOS PARA ENFRENTARSE AL ASQUEROSO SISTEMA PATRIARCAL.
LAS AMO
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